domingo, 23 de septiembre de 2007

Tombuctú

Dicen que “a Tombuctú no se puede ir, que hay que llegar, ganarla metro a metro” y eso he hecho yo, poco a poco, por el río. No sé si sólo estaba persiguiendo un sueño, porque lo primero que me he encontrado al llegar ha sido calor, arena y muros que se caen, a lo mejor llenos de fantasmas del pasado. Este es un lugar que se muere desde hace siglos y que lo mantiene en pie una fuerza que estoy dispuesto a encontrar. Antes era una ciudad importante porque tenía dos cosas que ya no tiene: agua y comercio; ahora el agua no llega hasta aquí ni en las mejores crecidas y las dunas llegan hasta la entrada. Los pozos se secaron hace tiempo, ya no hay cosechas, los pastos para los animales desaparecieron… ¿Y de qué viven aquí?. Me temo que de gente como yo (espero que los demás regateen menos) y de la ayuda internacional.
A partir de las 10 de la mañana no hay quien de un paso por las calles, y los pocos que se atreven lo hacen como adormilados. Yo lo intenté y al momento me ví arañando las diminutas sombras de las casas. Según pasa el tiempo la ciudad se vuelve más y más fantasmal y sobre la una de la tarde ya no hay nadie en absoluto. Por la noche, es cuando todo despierta. No hay luz eléctrica en las calles, pero empiezan a aparecer gente de todos lados, con sus turbantes, que me recuerdan grupos de fantasmas de visita nocturna. Los niños juegan de noche y de los cafés sale mucho ruido; de uno salía más jaleo de lo normal y una luz extraña… estaban echando un partido de futbol europeo, ja.
Desde la mezquita llaman a la oración y el ambiente se me hace más especial todavía. A estas horas Tombuctú está viva, un día más, un año más.. quien sabe si un siglo más.
Ahora mi prioridad es salir de aquí y eso estoy buscando. En el hotel hay notas en el tablón de anuncios de gente que busca compañeros para alquilar coches o que esperan la llegada de alguien. Me he dado cuenta de que hay mucha gente viajando como yo. Tengo varias posibilidades, pero de momento sin mucha suerte. Yo quiero ir hacia el sur, hacia Burkina Faso, pero me temo que sólo voy a poder salir de aquí si antes paso por Gao que es una ciudad que no me interesa nada. Esta mañana he tenido una conversación curiosa con un tipo que tenía un camión y que según él me podía llevar al norte. Yo le decía: “No, es que yo voy hacia el sur”, y él:”Te puedo llevar cerca de la frontera con Mauritania” y yo: “¿Pero que hago yo en la frontera con Mauritania, si yo quiero ir a Burkina Faso?”, y él seguía explicándome el viaje:”…tardaremos sobre un mes y medio en volver… en X encontraremos el último pozo de agua y desde ahí estaremos 7 días sin agua, pero….. y desde ahí te puedes enganchar a otra caravana que te lleve…” y yo pensando, ¿qué me lleve dónde?. ¿al círculo polar?... este tio está loco”.
Fue una conversación digna de los hermanos Marx.
Dentro de dos días hay un vuelo para Gao, que viene de Bamako y pasa por Tombuctú, así que si no encuentro nada mejor lo cogeré. A lo mejor gano algo de tiempo, pero si puedo me marcho mañana.

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